A comienzos del Siglo XIX, en España, hubo dos grandes grupos políticos:
Los absolutistas: defendían la autoridad del rey, que gobernara sin rendir cuentas a nadie. Les apoyaba la nobleza (lógicamente).
Los liberales: querían limitar el poder del rey, elaborar una Constitución y elegir un gobierno votado por los ciudadanos.
La Constitución de 1812.
Cuando Fernando se ve obligado a renunciar al trono por Napoleón, se forma una Junta Central que asume la defensa de España ante los franceses.
En 1810 la Junta se reunió en Cádiz en unas Cortes para redactar la Constitución. Dos años más tarde, el 19 de marzo de 1812 se aprueba la primera Constitución española, conocida como La Pepa (19 de marzo, día de San José. José = Pepe, Josefa = Pepa).
La Constitución de Cádiz limitaba el poder del rey y establecía derechos para todos los ciudadanos: igualdad ante la ley y sufragio solo para los hombres. Es decir, todos los hombres (no las mujeres) eran iguales ante la ley y sólo tenían derecho a votar los hombres.
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