Tras la marcha de Isabel II se aprueba una nueva constitución y se establece, como forma de estado una monarquía. Para ello se busca un nuevo rey.
En 1871 se eligió a Amadeo de Saboya, hijo de Víctor Manuel II de Italia.
Como era un rey extranjero, Amadeo I tuvo muy pocos partidarios, por lo que sólo dos años después renunció al trono español.
Una vez más sin rey se proclama la República. Era la primera vez que en España el jefe de Estado no era un rey sino un presidente elegido por los ciudadanos.
Esta forma tampoco tuvo muchos apoyos, por lo que apenas duró un año en el que hubo hasta cuatro presidentes.
En 1874 se produce un pronunciamiento militar y se instaura de nuevo una monarquía.
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